Deportes y Recreación
El ejercicio físico regular es importante para la salud de todos. Las personas que padecen trastornos hemorrágicos deben hablar con los médicos y enfermeras de su Centro de Tratamiento de Hemofilia (HTC) sobre qué deportes y actividades son apropiados para ellos. Las personas con trastornos leves podrían no tener que evitar ninguna actividad. Es posible que otras personas tengan que mantenerse alejadas de los deportes de contacto físico, como el fútbol y el hockey. Algunas actividades como nadar, caminar y golf están bien para todos. El ejercicio aumenta el nivel de FVW en la sangre, además de ofrecer otros beneficios para la salud.
Mucha gente cree que las personas con hemofilia deben estar inactivas para no sufrir sangrados, Eso no es correcto. De hecho, se recomienda encarecidamente hacer ejercicio con regularidad. Mediante el ejercicio, una persona con hemofilia puede desarrollar músculos fuertes. Estos protegerán sus articulaciones y reducirán la posibilidad de sangrados. También puede volverse más coordinada y tener más resistencia.
La sección sobre fisioterapia explica cómo un programa de fisioterapia proporciona ejercicio de rutina. Los deportes también son un buen ejercicio. El propósito de esta sección es explicar cómo las personas con hemofilia y otros trastornos hemorrágicos graves pueden practicar deportes.
Los deportes pueden ayudar al crecimiento físico y mental de un niño. Gracias al deporte, los niños pueden aprender a trabajar en equipo, dominar habilidades y desarrollar la confianza en sí mismos. Los deportes también brindan la oportunidad de conectarse con compañeros y hacer amigos.
Esta sección le indica cómo elegir los deportes que ofrecen más diversión y ejercicio con la menor cantidad de sangrados. También hablaremos sobre formas de evitar lastimarse al practicar deporte.
Elegir un deporte
Las personas con trastornos hemorrágicos varían en los deportes que pueden o deben practicar. La decisión sobre qué deporte probar depende de la persona. Las personas que ayuden a decidir deben ser la persona que padece el trastorno hemorrágico, los padres (si se trata de un joven) y el médico. Deben pensar en lo que el niño quiere practicar, sus habilidades y consideraciones físicas. Esos aspectos cambiarán a medida que el niño crezca. Los mejores deportes para el niño también pueden cambiar. El principio básico es utilizar el sentido común.
Una de las primeras cosas que hay que tener en cuenta al elegir un deporte es la complexión y las capacidades físicas del niño. Si tiene hemofilia, ¿cuáles son las condiciones de sus articulaciones y músculos? ¿Sangra con frecuencia en las mismas articulaciones? ¿Cuánto daño tiene ya en sus articulaciones y músculos? Por ejemplo, una persona con artritis en el codo podría no querer elegir el tenis. Piense en si al niño le gusta el deporte. No se debe obligar a un niño a practicar un deporte que no le guste.
Al elegir un deporte, piense en lo duro que puede ser para el cuerpo. ¿Qué articulaciones y músculos se utilizan en el deporte? ¿Cuánto contacto corporal hay? En algunos deportes uno tiene más control que en otros. Por ejemplo, el esquí alpino no es tan seguro como el esquí de fondo. Alguien que esquía cuesta abajo puede caerse o chocar contra algo mientras va muy rápido.
La gente discute sobre cuál es más seguro: Los deportes organizados como en una liga o un equipo o los deportes “informales” “de patio”. Aquellos que prefieren los deportes organizados creen que es más probable que los jugadores usen equipo de seguridad, como cascos y protecciones. También es más probable que los jugadores aprendan los movimientos correctos y más seguros de la mano de entrenadores capacitados. Los del otro lado dicen que los deportes organizados son más duros que simplemente jugar con amigos.
Lo mejor es juzgar cada deporte por separado. Un deporte que está bien para un grupo de edad puede ser muy arriesgado para otro. Los niños pueden cambiar la forma en que practican un deporte a medida que crecen. Por ejemplo, el fútbol puede estar bien para un niño pequeño, pero ser muy duro cuando crece.
Finalmente, un niño debe elegir un deporte que sea popular en su zona para que tenga muchas oportunidades de jugar. Asegúrese de que las instalaciones (como una piscina o un campo de golf) estén disponibles y sean asequibles.
Normalmente hay que probar varios deportes antes de encontrar el adecuado. En cualquier deporte, se lastimará de vez en cuando. Es imposible evitar todo sangrado. Los beneficios del deporte suelen ser mucho mayores que los riesgos. Primero solo debe pensar en los riesgos.
La natación es para todos 
La natación es uno de los mejores deportes para las personas con hemofilia. Es una forma segura de fortalecer los músculos sin ejercer presión ni tensión en las articulaciones. Un niño puede empezar a nadar a una edad muy temprana. Un bebé puede patear y chapotear con los brazos mientras uno de sus padres lo sostiene. A medida que el niño crece y aprende a nadar, puede empezar a nadar a lo largo de la piscina. La natación de larga distancia desarrolla músculos fuertes con pocas posibilidades de lastimarse.
Un niño que nada puede disfrutar de participar en competencias de natación. Otra ventaja de la natación es que es un deporte que puede disfrutar toda la familia. Todos pueden conseguir que su cuerpo esté en mejor forma. La familia se sentirá más unida mientras juegan juntos.
Buenos deportes para niños pequeños y de preescolar
Los niños pequeños y de preescolar pueden disfrutar de deportes adaptados a sus edades. Pueden hacer rodar una pelota de un lado a otro y jugar a atraparla. También pueden jugar juegos de carrera para hacer ejercicio. A veces, los padres intentan impedir que los niños de esa edad jueguen al aire libre. Tienen miedo de que sufran golpes y moretones. Sin embargo, el juego al aire libre es necesario para el crecimiento de un niño. Con un adulto cerca, se debe permitir el juego al aire libre. Incluso pueden permitir que se trepe en estructuras de juego o toboganes si el niño muestra un poco de precaución.
Buenos deportes para niños en edad escolar
Un niño en edad escolar con un trastorno hemorrágico puede participar en el programa de educación física (EF) de su escuela. Solo hace falta un poco de planificación por parte de los padres y los maestros. Es posible que los padres tengan que enseñar al personal de la escuela sobre el trastorno hemorrágico.
Los padres y maestros deberán planificar qué hacer en caso de sangrados. Deberán hablar sobre formas de lograr que el niño informe sobre lesiones o sangrados tan pronto como ocurran. Los adultos no deben regañar a un niño en edad escolar por provocarse un sangrado. Un niño que espera ser castigado o regañado por un sangrado puede aprender a mantener el sangrado en secreto el mayor tiempo posible.
Algunos padres optan por no permitir algunos deportes de equipo competitivos. Dejarán que el niño lance canastas o juegue a atrapar la pelota con un balón de softbol, pero que no juegue en un equipo. Todo depende de las habilidades del niño, de su entrenamiento y de la brusquedad con la que jueguen sus amigos.
Cuando un niño aprende por primera vez un deporte nuevo o participa en un deporte de contacto físico, necesitará equipo de seguridad. Esto incluye cascos, coderas y rodilleras. Los padres deben revisar todo el equipamiento deportivo. Por ejemplo, los patines deben ser patines de zapatos o estar firmemente sujetos a los zapatos del niño.
Algunos deportes que un niño en edad escolar podría disfrutar son:
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Natación
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Baloncesto
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Softball
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Senderismo
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Saltar la cuerda
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Ciclismo
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Patinaje sobre ruedas
Buenos deportes para adolescentes y adultos
La mayoría de los adolescentes se preocupan por la forma y el tamaño de su cuerpo y por ser “parte del grupo”. Practicar un deporte es una forma en que un adolescente puede ganar confianza y adaptarse a sus compañeros. Ser bueno en un deporte ayudará incluso a un adulto a sentirse mejor consigo mismo. La práctica de un deporte mantendrá en buena forma a adolescentes y adultos. Los deportes para adolescentes y adultos pueden ser competitivos o no. Algunos pueden incluir a toda la familia. Muchos adultos practican deportes que se pueden practicar en un lugar interior o exterior. Por ejemplo, un ciclista puede montar una bicicleta estática en el interior cuando hace mal tiempo.
Con algunos deportes, como la natación o el golf, tiene menos posibilidades de lastimarse. Dichos deportes están bien para la mayoría de las personas con trastornos hemorrágicos. Otros deportes son muy riesgosos y las personas con hemofilia no deben practicarlos en absoluto. Se trata principalmente de deportes de contacto, como el fútbol y la lucha libre.
Hay muchos otros deportes que se encuentran entre los de bajo riesgo y los de mucho riesgo. Si bien podría lastimarse practicando esos deportes, puede que valga la pena correr el riesgo. El deporte puede ayudarle a crecer a nivel físico y mental. Una persona que intenta decidirse por uno de esos deportes debe comparar los riesgos con los beneficios.
Este cuadro presenta a la izquierda los deportes más seguros para una persona con un trastorno hemorrágico y a la derecha los deportes más peligrosos. La seguridad de los deportes intermedios depende del jugador, de su diagnóstico, de sus habilidades y de cómo se juegue el partido.
Baja reisgo (seguro) |
Mayor Riesgo (algún peligro) |
Alto riesgo( aumento del peligro) |
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Preparándose para jugar con seguridad
Una persona con un trastorno hemorrágico tiene éxito practicando un deporte si lo disfruta, hace suficiente ejercicio y tiene pocas lesiones y sangrados. Un jugador puede hacer que un deporte funcione para él al prepararse, aprender las reglas de seguridad y usar equipo de seguridad.
El primer paso en la preparación para un nuevo deporte es un chequeo por parte de su médico especialista en articulaciones (ortopedista). Revisará sus articulaciones y le dirá qué hacer y qué no hacer. El personal de su HTC puede ayudarle a decidir qué equipo de seguridad debe usar. También puede indicarle si debe tomar factor u otro medicamento antes de practicar deporte.
Las personas con trastornos hemorrágicos deben preparar su cuerpo para el deporte antes de empezar a jugar. Un programa de ejercicios de entrenamiento fortalecerá los músculos que se utilizan en el deporte. Así reducirán las posibilidades de sufrir un sangrado. En un programa de entrenamiento, el jugador puede aprender los movimientos adecuados y las formas de sufrir menos lesiones. Puede aprender la forma correcta de utilizar los materiales y el equipo de seguridad.
Independientemente de qué deporte elija, el jugador debe asegurarse de tener cerca factor y atención de emergencia en caso de lesiones o sangrados.
Cuando un niño quiere practicar un deporte de riesgo
A veces un niño tiene tantas ganas de practicar un deporte que no ve el peligro. El deseo del niño de no quedarse fuera es más importante que el riesgo. Los padres se preguntan si simplemente deberían prohibirle jugar al niño. En muchos casos, esto puede hacer más daño que bien. En primer lugar, es probable que el niño juegue sin que sus padres lo sepan. En segundo lugar, los padres y el niño ya no hablan sobre qué hacer.
Casi todos los niños con hemofilia intentarán en algún momento un deporte que sus padres prefieren que no practiquen. Afortunadamente, los niños pronto dejan de practicar deportes que les provocan sangrados. La mayoría de los niños se dan cuenta por sí solos de que es mejor no practicar ese deporte.
Cuando ocurre un sangrado
Sin importar qué deporte intente un niño, es imposible evitar todos los sangrados. El niño con hemofilia debe aprender muy pronto a reconocer cuándo está sangrando. Debe saber que una lesión puede provocar un sangrado, ya sea que vea sangre o no. Debe aprender a decirle a un adulto de inmediato cuando se ha lastimado o cuando cree que está sangrando. Un niño pequeño debe comprender que es poco probable que un sangrado se detenga sin factor. Se le puede decir que cuando se rompe un vaso sanguíneo, necesitará factor para ayudar a reparar la vena.
Los adultos no deben hacerle sentir a un niño que un sangrado es culpa suya. El niño no debe pensar que un sangrado es un castigo por hacer algo arriesgado o prohibido. Todos los niños se lesionan. Algunos sangrados no se pueden prevenir de todos modos. Hacer que un niño se sienta culpable por tener un sangrado puede hacer que intente ocultarlo.
Los adultos deben elogiar a un niño por avisar si sangra. Hágale saber que no será castigado. De esa manera, será más probable que un niño informe el sangrado cuando empiece. No exija saber qué hizo el niño para provocar el sangrado. Espere hasta que se le haya dado el factor. Luego, si es necesario, pregúntele al niño qué estaba haciendo antes de que empezara el sangrado. El niño debe considerar la obtención de factor como una forma de detener el dolor y no como un castigo.
Después de un sangrado, es posible que no esté seguro de cuándo el niño podrá volver a practicar el deporte. Si una dosis de factor detuvo el sangrado y no hay más dolor, probablemente sea seguro que juegue. Si se necesita más de una dosis o hay dolor o rigidez, se debe tener cuidado. Llame a su médico especialista en hemofilia para pedirle consejo.
Niños con hemofilia leve
Los niños con hemofilia leve tienen pocos sangrados. La mayoría de las veces, solo necesitan factor después de un accidente grave o por una operación. Debido a eso, los padres de un niño con hemofilia leve deberán prestar mucha atención a los deportes y al juego. Dado que rara vez sangrará, es posible que no sepan cuándo necesite tratamiento.
Cuando un deporte no funciona
No todo el mundo será bueno en el deporte que elija, por habilidades o capacidades. A veces, las personas deben dejar de practicar un deporte porque tienen demasiados sangrados. Cuando un niño no puede practicar un determinado deporte, aliéntelo a disfrutar de ese deporte de otras maneras. Puede ser el director del equipo, el entrenador, el encargado del marcador, la animadora o la mascota.
Los niños que no practican ningún deporte pueden seguir sus propios programas de ejercicios para desarrollar los músculos. Si un niño se siente excluido, hay otras habilidades que puede aprender que lo harán sentirse bien consigo mismo. Tocar un instrumento musical y dominar el ajedrez son dos ejemplos.